COSTA RICA
escrito por Luis Ángel Castro
Querido Juan:
Te cuento que continué mi viaje viajando hacia el sur y llegué a un pequeño lugar llamado Costa Rica. Es tan chiquitico este país que uno puede amanecer en el Pacífico azul y llegar a ver las estrellas en el otro mar llamado Turquesa Caribe. Pero entre mar y mar hay una tierra verde, verde, muy verde ¡vieras vos!
Muchos bosques, ríos que corren entre las piedras, muchos sembradíos de frutas, verduras y más frutas dulces y jugosas.
Me sorprendió muchísimo ver cómo de los árboles, se alzaban las lapas, de colores hermosos, que hacían un ruido muy vacilón. ¿Sabes qué son las lapas? Son aves muy bellas, creo que en Argentina les llaman papagayos.
También los monos congos armaron su orquesta de resongos y resongos. Al principio me asusté mucho, pero luego los vi buscando las flores que son su manjar y me parecieron muy simpáticos. También había monos araña, que saltaban de rama en rama como los mejores acróbatas del bosqu
Hay en este país unas hermosas mariposas azules llamadas morfos y ni qué decir de la cantidad de pajaritos, chicharras, luciérnagas de la noche, los tucanes con sus maravillosos picos de colores, las arañas, las ranitas y los mapaches.
En un momento salieron a saludarme una familia de c que casi, casi, me hacen tropezar, porque pasaron corriendo en medio de mis pies.
¿Te cuento una cosa Juan? Si caminás despacito y sin hacer ruido, te podés encontrar a uno o más venaditos comiendo entre la hierba de un jardín. Es maravilloso disfrutar de una naturaleza tan bella y particular.
Estando cerca del mar Caribe, llegué hasta Puerto Viejo de Limón y ahí conocí a un señor muy simpático que escribe canciones sobre niños, se llama “Ángel el cantor” y de regalo me cantó su canción “Cocorí”, que me hizo acordar un poco a vos, Juan. Porque habla de un niño de piel trigueña como la tuya.
Pero el paisito chiquitico me tenía reservada otra sorpresa: tempranito por la mañana salí a la playa casi que con el sol. ¿Y sabes qué ví?: decenas de tortuguitas salían de la arena y corrían y corrían buscando abrazarse con el mar.
¡Y no podía dejar de disfrutar las ricas comidas de este chiquitico país! Lo que comen en la mañana es bien distinto a nuestro desayuno, le llaman “Gallo Pinto”: arrocito con frijoles, le agregan huevitos, tortillas con quesito y platanitos con café. Y antes de partir probé unas riquísimas empanadas y el patí que vendían en la plaza.
¡Estoy tan contenta, tan contenta de haber conocido Costa Rica!
Siento como si hubiera pasado entre alas de gaviotas y también de un colibrí.
Ahora te dejo Juan, sigo viaje rumbo a … pronto sabrás a qué país, cuando te llegue una nueva carta.
¡Besos!
Ema
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